Sería ese el momento que elegiría para guardar en la cartera o en un reliquiario pendiendo delcuello: las manos de Gaby jugando con agua diáfana del río, sus cabellos surcando esas pestañas con las que bien podrían enlazarse, el mediodía atacando con aridez sobre ambos; y sus palabras, sobre todo esas palabras en cuales hallé respuestas a todas mis dudas, toda mi incertidumbre y a mi lánguido existir.
9.5.11
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